08/12/2019 Montería: Umbría Cantalgallo
El domingo nos dábamos cita en nuestro querido pueblo para
montear la umbría de Cantalgallo, después de un puente en el que Jaraicejo cobraba
vida con sus paisanos más lejanos.
Sorteo a la misma hora de siempre y con las migas con huevos
y torreznos como mandan los cánones seguido del buen discurso con las normas de
debida observancia que nuestro compañero Agustín nos regala cada mañana.
Andrés se subiría a los collados del Chico, armada en la
cual, él era el postor. Javier tiraría para la traviesa de las colmenas, armada
la cual nos traía buenos recuerdos ya que no hace más de tres años, pudimos
hacernos con un navajero, un bonito venado, dos cochinas y una cierva.
Con todas las armadas colocadas, era hora de soltar los
perros que ladraban incansables en los camiones esperando su oportunidad. Tres
sueltas conformaban la montería y a poco más de las 12 de la mañana, todas eran
realizadas.
Con las primeras ladras, los primeros tiros se sucedían y
por nuestra armada un bonito venado entraba por el puesto vecino que tras un rápido
disparo, conseguiría debilitar la carrera del animal y puestos por debajo poder
ser rematado. Por el puesto de Andrés, solo ciervas daban la cara.
Llegados a la mitad de la montería y los perros llegando al
otro lado, tocaba comerse el bocadillo, eso sí, sin soltar el rifle.
Ya con las rehalas acercándose un joven jabalí cruzaba
nuestra calleja y tras un rápido y certero disparo, caía seco al finalizar la
raya. Eso sí, aún alucinando con el lance debido a la altura de las jaras en la
traviesa. Andrés solo se entretuvo con ciervas y varetos, otra vez será amigo.
Con el sonido de la caracola y la lluvia haciendo presencia,
llegaba el final de la montería. Algo flojo, pero esta umbría quiere agua y
frío y hasta la fecha, poco de ambas se había dado.
El resultado fue de 9 venados todos ellos bastante bonitos a
excepción de uno y 11 jabalíes incluyendo dos bonitos navajeros.
¡Viva la caza!
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