12/10/2019 Montería: La Moheda

El sábado nos dimos cita en Casas de Miravete, para una vez mas como cada año, montear la finca La Moheda, muy cuidada desde principios de verano. En este día, ambos iríamos juntos al mismo puesto, donde más tarde nos alternaríamos los lances.

Debido a la historia de la mancha, con abundante zona de collados, la montería para nosotros empezaría muy temprano, ya que había puestos nocturnos para intentar que las piezas no se esfumaran a los encames ajenos a la finca.

Nos dimos cita a las 6:00 de la mañana en el bar donde después volveríamos para comer. Un café rápido, saludo con amigos y al monte. Tras 45 minutos bordeando la finca por su trasera para no molestar a las piezas, por fin llegábamos a nuestra armada. El cierre del Cogujón constaba de 10 puestos los cuales con mucho sigilo fuimos colocando a la mayor brevedad posible. 

Los primeros disparos en los collados no tardaron en producirse, lo cual nos daba a entender que nuestra madrugadora labor, estaba dando sus frutos. Una vez colocadas las posturas y ya con nuestro rifle cargado, esperábamos ansiosos nuestra primera oportunidad.

La mañana fue pasando con tiros en la sierra y algunos en la parte baja de la mancha, lo que daba a entender que el objetivo estaba cumplido. Sobre las 9:30, un café calentito nos despejaba del madrugón y ya con el trasiego de los vehículos, los nervios volvían a sucederse.

Ya con todas las armadas colocadas la montería daba el comienzo. Rehalas a las sueltas y a empezar. Sobre las 10:30, esos perros dispuestos a comerse el monte, saltaban de los carros y furgones en busca de sus presas y poder brindarnos una buena montería.

El día había amanecido fresco y todo indicaba que seguiría hasta buena parte de la mañana. Ya con la algarabía de los perros en el monte, las primeras reses y cochinos hacían acto de presencia animándose la montería en todas sus zonas.

Tiros y mas tiros amenizaban la montería pero nosotros seguíamos sin suerte. A la hora de la suelta, un guarro nos la juega por nuestro puesto, entrando por lo más tapado y espeso del monte donde sin suerte, intentamos abatirlo con un errado disparo.

Las horas pasaban y los perros seguían haciendo su trabajo, corriendo despavoridos detrás de las piezas y brindando a los monteros buenas oportunidades para lograr su objetivo. La nuestra pronto llegaría. Un crujir del monte nos alerta de que algo se aproxima, cuando una cierva grande nos sorprende por nuestra cañada la cual y tras un certero disparo, cae fulminante al suelo. 

La mañana sigue avanzando y con un buen número de detonaciones, la cosa pinta bastante bien. Tras la hora del almuerzo, le tocaría el turno a Andrés que con dos buenos lances, se quedaría con un cochino en el testero. Sin duda, un lance que ningún montero puede rechazar: testero, cochino en carrera y al suelo.

Con el sonido de la caracola, la montería daba a su fin y era momento de recoger nuestra armada y llevar a los señores monteros al restaurante donde un rico menú les ayudaría a reponer fuerzas.

Ya con todo recogido, el plantel lucía con 16 venados, 12 cochinos y 20 ciervas de gestión. Sin duda y tras el alto número de detonaciones prolongadas durante la mañana, daba la sensación de que la suerte no había estado de parte de los monteros, puesto que no guardaba equidad el tiroteo de la mañana con el plantel de la tarde.

Tras una buena comida y un buen rato en la cantina, despedíamos este nuevo día a la espera de la montería siguiente en Jaraicejo, nuestro pueblo. Agradecer a la orgánica ATP HUNT este día y próximos días venideros.

¡Viva la Caza!





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